jueves, 16 de junio de 2011

Oh! Sol.

La mañana está presente en tu mirada,
que se aleja al atarceder.
Y te fundes con el Mar. Otra vez más.
Te vas y vienes como las olas.
Lentamente. Y te espero.

Sin ti no soy nada. Sólo respiración.
Sin ti las palabras no son...
Sólo respiración que jadea en la noche.
Pero me da fuerza pensar que volverás.
Como la noche, una vez más.

Brillo, enfoque, sombras, viento... Luz.
Quédate hoy todo el día para que no muera,
el Amor, presente en tu radiación... Oh! Sol.
Tu me ayudas a crecer. Fotosíntesis solidaria,
admiración, girasol. Extensión.

Alumbras la ignorancia y también al Sabio.
Sales despacio al comenzar el día,
con tu rebaño, con tu mejor perfume...
Y me esperas en la nube del “Comenzar”
Fuerza, destino, compasión...
Meditación y saludo... Crecimiento.

El Aprendizaje como elemento NUCLEAR de la Educación

La idea esencial que se recoge en todas las acepciones del término educación, es la de conducir el desarrollo de la persona en un sentido perfectivo tendente a la plenitud o excelencia personal.

Este desarrollo se entiende en términos de aprendizaje. Este desarrollo de la persona, será su conjunto de aprendizajes a lo largo de su historia. Los aprendizajes se expresan a través de los comportamientos: sus habilidades, destrezas o modos de interacción con el ambiente.

Todos los aprendizajes se conectan entre sí y forman un sistema integrado, único y global. En cada persona, su sistema único de aprendizajes, interacciona con el ambiente.

Con fines educativos o de investigación se consideran parcelas o subconjuntos de aprendizajes. Estas parcelas se tienen en cuenta según el grado de similitud de los aprendizajes relacionados con las actividades adaptativas del sujeto. Según el grado de similitud en el que nos situemos, el área o parcela de aprendizaje tendrá una mayor o menor extensión. A mayor grado de similitud, menor es el área o parcela de aprendizaje. Estaríamos hablando de un área más específica. Pero a un menor grado de similitud del aprendizaje, correspondería un área mayor, más general.

En este sentido podemos hablar de las áreas de desarrollo o de aprendizaje, que hemos de tener en cuenta cuando educamos, y también, cuando investigamos.  Áreas que se tienen en cuenta de un modo arbitrario y abstracto, ya que realmente existe un solo conjunto global de aprendizaje, que engloba todo el bagaje de lo aprendido, del desarrollo de la persona.

Pero este sistema global no es estable. Se corresponde con un sistema dinámico, donde se van aprendiendo y desaprendiendo nuevos conceptos, como resultado de la interacción con el ambiente. Por lo tanto, está en continua evolución, y ésta es la clave y la fuerza de la educación: la posibilidad de guiar los aprendizajes en la línea del desarrollo hacia la excelencia personal, o en la del crecimiento hacia un mayor éxito adaptativo.

Este desarrollo personal está presente en varios ámbitos: familiar, social, académico, laboral y comunitario. Para que sea exitoso conviene la eficacia en la conducción en dichas áreas, para lo que debemos, como educadores, comprender más profundamente las bases del aprendizaje.

Este objetivo es la preocupación creciente de responsables educativos de países desarrollados, y de organizaciones, instituciones y colectivos de educadores y científicos, que están trabajando en este conocimiento y su aplicación, a la mejora de políticas y prácticas educativas. Necesitamos de políticas que inviertan en este tipo de investigaciones, y en su posterior aplicación. No olvidemos que la educación de los ciudadanos, es el progreso de una nación, de un pueblo, del mundo. De un mundo mejor.


 

domingo, 5 de junio de 2011

Contexto del Humanismo Pedagógico

El humanismo es el movimiento cultural, de carácter renovador y de reforma, que intenta sintetizar la fe cristiana y la cultura grecolatina, que aspira a la sabiduría, como virtud de lo humano. Es la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna, que abarca los siglos XIV al XVII. Tiene su gestación en Italia, donde varios autores plasman mediante sus obras, las principales ideas que configurarán la educación Moderna. Podemos decir que se inicia con Petrarca (1304 – 1374), plasmando las claves de esta época: admiración por los clásicos; interés por el Latín y el Griego, y el estudio de la Filosofía de corte moral; y por último el espíritu cristiano.

En España aparece avanzado el siglo XV, con su máximo representante, Antonio de Nebrija, apoyado por los Reyes Católicos. Autor del primer tratado humanístico de educación, impregnado de ideas clásicas. Además surgen otros autores humanistas, renovando el pensamiento pedagógico, inspirados por el descubrimiento de América.

En el siglo XVI el humanismo alcanza su máxima plenitud en Europa, y en la cumbre se encuentra Erasmo de Rótterdam, justo cuando empieza a declinar el movimiento en Italia. El movimiento consigue sobrevivir con éxito e integrar la cultura europea e ideal de formación, a pesar de los choques políticos e ideológicos.